Cómo dormir mejor en tiempos de crisis

En tiempo de crisis como el actual, en el que padecemos males que afectan todas las esferas de nuestra vida, cuando padecemos el alto costo de la vida, situaciones injustas, sufrimos gran inseguridad personal y otros infortunios, se ha incrementado notablemente el estrés en nuestro país.

El estrés sostenido es una condición negativa para la salud, conduce a la ansiedad y la depresión y se reconoce como una de las causas más frecuentes de insomnio crónico.

En este infortunado entorno  finalizamos los días muy fatigados, preocupados, ansiosos e irritables, con gran tensión corporal y mental. Vamos a la cama sin relajarnos y al acostarnos, nuestra mente divaga por escenarios pesimistas, negativos, que aumentan la incertidumbre y la dificultad para dormir. Al no poder dormir, permanecemos en la cama dando vueltas a estos pensamientos sombríos una y otra vez, hasta que, finalmente exhaustos dormimos un par de horas, y nos sorprende el despertador  avisándonos que es hora de levantarse, lo que hacemos con poca motivación para iniciar un nuevo día.

Las consecuencias negativas del mal dormir sobre nuestro intelecto, ánimo, fortaleza y salud dificultan que podamos afrontar y resolver con creatividad las dificultades que atravesamos.

Es importante comprender que, la dificultad para conciliar y mantener el sueño a causa de este estado de estrés surge de un estado de hiperalerta, de hiperexcitación cerebral, que dificulta a los sistemas de sueño tomar el control cuando corresponde.

Conciliar el sueño requiere partir de un estado de relajación corporal, sosiego emocional y tranquilidad mental que desactive los circuitos cerebrales que mantienen el estado de alerta y permita el dominio de aquellos circuitos que inician y mantienen el sueño.

De allí que debemos ocuparnos en dormir mejor. Para ello es necesario desarrollar nuestros recursos internos y adoptar medidas que fortalezcan nuestra sensación de bienestar y debiliten las preocupaciones y el estado de hiper-alerta.

A continuación hago unas recomendaciones útiles para mejorar la calidad del sueño.

  • Ventilar los sentimientos de miedo, rabia, tristeza, desesperanza y frustración. No acumularlos. Reconocer que son respuestas apropiadas a la situación de crisis y es útil aceptarlas sin que rijan nuestra conducta. Mejor aún, no actuar reactivamente sino responder asertivamente a ellas.
  • Enviar continuamente un mensaje a nuestro subconsciente de que, a pesar de reconocer estos sentimientos “voy a dormir bien”
  • Promover las actividades familiares y reuniones con amigos que fortalezcan los nexos afectivos.
  • Utilizar continuamente el humor como una manera de distenderse y afrontar creativamente las dificultades.
  • Desarrollar la generosidad. Las investigaciones de las Neurociencias sobre «el estado de bienestar» demuestran que uno de los pilares del bienestar es la conducta generosa. En estos tiempos de crisis, ayudar a nuestro familiar, vecino, amigo o simplemente semejante, ayuda a fomentar la esperanza en un avenir mejor.
  • Incrementar la capacidad de vivir en atención plena
  • Hacer actividad física de manera regular y aún mejor si la hacemos en grupo. El hacer ejercicios en forma regular mejora la neuroquímica cerebral, la actividad metabólica, tonifica la musculatura y evita las contracturas dolorosas y la excesiva tensión en los músculos que atenta con el buen dormir.
  • La tensión muscular se acumula en la mandíbula, en el cuello, los hombros y la espalda.  Los impulsos que surgen de estos músculos estimulan a los sistemas de alerta e interfieren con el estado de relajación que requerimos para lograr un buen sueño. Para relajar esa tensión recomendamos darse un baño con agua tibia y hacer una rutina suave de estiramiento muscular o yoga lento antes de ir a la cama. Darse masajes relajantes de manera periódica ayuda  también en este sentido. Si el trastorno es severo y se mantiene una tensión constante –día y noche – debemos acudir a una consulta médica de Fisiatría.
  • Evitar las comidas copiosas en la cena. En la noche, la actividad del sistema digestivo se lentifica, por lo que debemos evitar sobrecargarlo de trabajo ya que esto ocasionará indigestión y alerta.
  • Evitar los pensamientos ansiosos y angustiantes sobre la dificultad para dormir. Adoptar la práctica de sustituir estos pensamientos tan pronto se inicien, con imágenes de vernos durmiendo plácidamente. No luchar contra el pensamiento ansioso, simplemente sustituirlo por una imagen positiva adecuada. Poco a poco, de manera imperceptible, la capacidad de evocar esa imagen se va haciendo más fácil y sustituir el pensamiento negativo se realizará con mayor facilidad. Los diálogos internos deben orientarse a reasegurar que podemos dormir bien, que nuestro organismo tiene recursos fisiológicos para lograrlo.
  • Antes de ir a la cama es útil disminuir la elevada actividad mental y desenfocarnos de las preocupaciones. Esto se logra distrayendo la mente, para lo cual es útil:
    • compartir actividades recreativas con nuestra pareja y/o familiares
    • conversar con nuestros familiares sobre las actividades que hemos realizado
    • realizar una lectura liviana y corta
    • escuchar música que evoque en nosotros emociones placenteras
    • hacer una rutina de relajación o yoga restaurativo
    • hacer una rutina de meditación
    • hacer una rutina de yoga nidra
  • Tomar una infusión sedante que contenga valeriana y pasiflora puede ser útil, siempre y cuando no lo hagamos por largo tiempo, porque va perdiendo efecto.

Al acostarnos, suelen venir a la mente pensamientos ansiosos y emociones negativas que nos impiden conciliar el sueño.  Podemos ayudarnos con las siguientes prácticas:

  • Tener una libreta de notas al lado de la cama para escribir allí el motivo de la angustia y preocupación; anotar la resolución de ocuparse del problema al día siguiente, al encontrarse despierto. “Este es mi tiempo para dormir, mañana me ocuparé de ello” es una afirmación positiva que envía un mensaje a nuestra consciencia y si la acompañamos con una visualización mental placentera, este mensaje llega también a nuestro subconsciente, haciendo la afirmación más eficaz.
  • Evocar imágenes plácidas –un mar sereno, un paisaje hermoso, verse caminando descalzo en una playa – permite la instalación de un estado serenidad que induce a dormir.
  • Enfocar la mente en la respiración ayuda a alejar los pensamientos preocupantes. La dinámica de la respiración abdominal es relajante en sí misma. Si no estamos acostumbrados a hacerla, podemos colocarnos un libro no pesado sobre el abdomen y respirar subiéndolo y bajándolo lentamente.
  • Agradecer. Tenemos mucho que agradecer y a muchos a quienes agradecer. Dirigir la atención hacia el agradecimiento coloca la balanza sobre lo que tenemos y hemos alcanzado y contrarresta los sentimientos de tristeza, rabia y desconsuelo.

Si en el medio de la noche nos despertamos y no podemos reiniciar el sueño,  debemos abandonar la cama e irnos a otro sitio -un sofá, una colchoneta, un sillón- para realizar las actividades de relajación que recomendamos anteriormente. El permanecer en la cama dando vueltas nos aleja de un buen dormir ya que crea un vínculo, un condicionamiento negativo, que asocia la cama con la vigilia, con el estar despierto, en lugar de la cama con el sueño. Esta asociación es un poderoso factor que perpetúa la incapacidad de dormir.

Si la práctica de estas recomendaciones no es suficiente para promover un mejor sueño, la ayuda médica, psicológica y espiritual se hace necesaria. No somos super-hombres ni super-mujeres. Es ineludible reconocer que en ocasiones necesitamos el apoyo de otros.

Sueño inquieto y violento

El sueño se interrumpe en forma recurrente por breves momentos de alerta, que pueden ser tan breves que no los recordamos.  En algunas personas esto puede ocurrir pocas veces, en otras, muchas veces, resultando un sueño muy inquieto. A pesar de ello, al despertar se puede tener una sensación placentera de haber dormido bien.

No siempre ocurre así, este es el caso de los trastornos de movimiento durante el sueño, como el  Trastorno de Conducta del Sueño REM. En ese trastorno se actúan los sueños, que en esta afección comúnmente son no placenteros, en los cuales la persona se siente atacada y en peligro, por lo que se defiende, con gritos, golpes, patadas y la ejecución sin despertarse, de movimientos de ataque y defensa con todo el cuerpo, pudiendo resultar lesionada al golpearse o caerse de la cama, o involuntariamente agredir al que comparte su lecho. Si se despierta, relata que estaba teniendo una pesadilla. Por lo general son los cónyuges los que presionan en busca de ayuda médica al haber sido lastimadas en varias oportunidades.

pesadillas

Esta afección resulta de la pérdida de la relajación muscular que ocurre normalmente en esta fase de sueño. Para entenderlo mejor abordemos un poco el asunto. El Sueño REM1 o Sueño de Movimientos Oculares Rápidos es la fase de la ensoñación, durante la cual soñamos con imágenes vívidas y disparatadas, cargadas de mucha emoción, que nos asombran. Si los sueños son desagradables, angustiosos y nos despertamos, son pesadillas. En esa fase del sueño hay gran actividad metabólica cerebral, elevado flujo sanguíneo y alto consumo de oxígeno. En contraste y paradójicamente, la musculatura corporal se relaja produciendo gran flacidez. La relajación profunda de la musculatura voluntaria se forja en el tallo cerebral, a partir de centros neuronales que envían mensajes electroquímicos cuya función es inhibir los músculos voluntarios. En términos coloquiales podemos decir que “el cerebro paraliza el cuerpo”. Es la parálisis fisiológica consiguiente la que impide que se actúen los sueños.

En las personas que actúan sus sueños, dicha parálisis no se produce o se da en forma incompleta. Este evento puede asociarse a una lesión del tallo cerebral, a la ingesta o discontinuación de algunos medicamentos o alcohol, a la narcolepsia2 o a la degeneración de centros neuronales por la alteración de una importante proteína,  la alfa-sinucleína, que ocasiona el progresivo deterioro de amplias zonas cerebrales, incluyendo las estructuras que controlan el movimiento. De estas sinucleopatías –así se les llama- la Enfermedad de Parkinson es la más común.

Los estudios de poblaciones han develado que el Trastorno de Conducta del Sueño REM puede preceder a la Enfermedad de Parkinson y otras sinucleopatías con 10 a 12 años de anticipación en más del 50 % de los casos.

Por fortuna, recientemente se ha desarrollado un método para diagnosticar la sinucleopatías a través de la biopsia de las glándulas salivares en la que se detecta la acumulación de la proteína anómala y puede utilizarse para anticipar la aparición de la Enfermedad de Parkinson u otros cuadros relacionados, con muchos años de anticipación. Este desarrollo diagnóstico abre una ventana de importante utilidad terapéutica que puede ser utilizada en un futuro para hacer intervenciones farmacológicas neuroprotectoras con la finalidad de enlentecer o detener el curso de estas patologías.

1. REM es una abreviación de las iniciales de “Rapid Eye Movement” en inglés2, durante este período los globos oculares danzan rápidamente bajo los párpados y basta observar a alguien durmiendo para identificar fácilmente este estado. De hecho, fue la mirada aguda de Nathaniel Kleitman al estudiar el sueño de un niño que lo condujo a describir esta etapa del sueño en 1953, dando origen a la Medicina del Sueño.

2. La narcolepsia es una enfermedad del sueño cuyos síntomas principales son la hipersomnolencia diurna, la cataplejía (pérdida súbita del tono muscular), la parálisis del sueño y las alucinaciones al iniciarse el sueño o al despertarse.

¿Cuántas horas debe dormir un adulto?

La cantidad de horas que un adulto dedica a dormir depende de muchos factores, entre ellos los hábitos de sueño, el tipo de trabajo, el estilo de vida, su herencia. El rango se extiende entre 5 y 12 horas.

Sin embargo, la Sociedad Americana de Medicina del Sueño (AASM) y la Sociedad de Investigación del Sueño (SRS) publicaron una recomendación sobre el número de horas que debe dormir un adulto para mantener una  salud óptima, basada en las investigaciones al respecto.

La conclusión es que un adulto entre los 18 y 60 años debe dormir de manera regular 7 o más horas para tener una salud óptima.

 

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Dormir menos de 7 horas de manera regular, se asocia a consecuencias deletéreas como: Ganancia de peso y obesidad, diabetes, hipertensión, cardiopatía y apoplejía, depresión y riesgo aumentado de muerte. Además, también se asocia a disminución de la inmunidad, incremento del dolor, mayor riesgo de tener accidentes y menor capacidad para realizar las actividades diurnas.

Dormir más de 9 horas de manera habitual, puede ser apropiado para la gente joven, así como para individuos enfermos y personas recuperándose de una deuda de sueño. No se tiene seguridad si para el resto de la población dormir más de 9 horas tiene consecuencias negativas para la salud.

Referencia: JCSM Volume 11 / Issue 06 – Monday, June 15, 2015

Recomendaciones para evitar la somnolencia al volante

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La Sociedad Española de Sueño ofrece los siguientes consejos médicos para evitar los accidentes debidos a la somnolencia al volante:

  1. Planifique sus viajes. Respete al máximo los horarios de sueño antes de salir. Dormir es la única medida efectiva contra la somnolencia.
  2. Evite la conducción en horario nocturno de forma continuada, en especial entre las 2 y las 6 de la madrugada.
  3. Planifique paradas cada 2 horas para descansar.
  4. Deténgase de manera inmediata si empieza a tener síntomas como que se le cierran los ojos o empieza a bostezar de manera repetida.
  5. Esté atento. En muchas ocasiones, la distracción es la primera manifestación de la somnolencia.
  6. Si está usted diagnosticado de apnea del sueño o cualquier otro trastorno del sueño y realiza tratamiento médico extreme el cumplimiento de su tratamiento respetando al máximo las horas de sueño.
  7. Conducir es una actividad compleja que exige un gran nivel de concentración. Si sospecha que tiene algún trastorno en el sueño, consulte a su médico.
  8. Evite sedantes, inductores de sueño y alcohol en la conducción de vehículos.
  9. Algunos conductores usan estrategias para reducir la somnolencia como abrir las ventanas, oír música o bajar la temperatura del aire acondicionado … ninguna de estas acciones es efectiva para reducir la somnolencia, solo la demora unos minutos …
  10. La acción más importante en la prevención de accidentes por somnolencia es PARAR, PARAR, PARAR, PARAR ...

 

La cama, no solo para dormir

Acuarela de James McNeill Whistler, 1884.

Iniciar el sueño requiere una transición de un estado activo de vigilia a un estado de sosiego que permita a los sistemas de sueño tomar el control de la consciencia y llevarnos a la transitoria y reparadora inconsciencia que conocemos como dormir. Ese paso de un estado de vigilia a uno de somnolencia puede alcanzarse de diferentes maneras. Leer, escuchar música de compases lentos, hacer el amor, pueden ayudar exitosamente a realizar ese tránsito*.

Esta acuarela de James McNeill Whistler titulada Resting in bed, con tan bien lograda atmósfera intimista, me recuerda el placer de leer en cama lo que cada día hacemos menos los citadinos dada la presión del trabajo y los quehaceres cotidianos. De hecho, una lectura agradable puede conducirnos a un buen sueño y es una buena forma de culminar un día. El placer de pasar las páginas de un libro, mirar las ilustraciones, transportarnos a otras realidades, ayuda a desenfocarnos de las  diarias preocupaciones y a ampliar nuestro universo. A diferencia de la televisión, que estimula con la luz intensa, la imagen y el sonido, el contacto silencioso entre el lector y la historia, apacigua. Por supuesto, no estoy hablando de tramas detectivescas o literatura de horror sino de crónicas, cuentos, ensayos, biografías o poemarios.

Los poemas, cuentos y ensayos cortos son géneros muy apropiados para esta hora del día, pues son de lectura corta y podemos apagar la luz con una buena imagen, sentimiento o reflexión. Uno de esos libros que como ejemplo recomiendo es “Vivir adrede” del escritor uruguayo Mario Benedetti. Está integrado por ensayos cortos, reflexivos en un lenguaje poético, con metáforas hermosas, que nos dejan una emoción cálida y placentera. Les dejo un enlace que conduce a las primeras páginas de la obra.

«Vivir adrede» de Mario Benedetti, primeras páginas, http://goo.gl/CcW03f

*“Calmar la mente y el cuerpo: Ese es el secreto” – amplía el tema en este mismo blog.

¿Por qué roncamos?

El ronquido es un ruido que se produce durante la inspiración, y a veces también durante la espiración, mientras dormimos. Aunque no todo el mundo ronca, este fenómeno es muy frecuente y algunos estudios han reportado su existencia hasta en un  45 % de la población.

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¡Hasta la vecina lo escucha y la luna se sorprende!

¿Cómo y por qué se genera el ronquido? Primero, veamos el contexto. El aire que respiramos atraviesa varias estructuras antes de llegar a los alvéolos pulmonares. Luego de penetrar por las fosas nasales, el aire continúa hacia un tubo blando de forma irregular denominado  orofaringe1 (Fig. 2), para luego pasar a la tráquea, tubo cartilaginoso que se ramifica en dos bronquios; estos a su vez originan los bronquios secundarios, continúan los pequeños bronquios y bronquiolos y finalmente los álvéolos (Fig. 3), lugar donde se realiza la oxigenación de la sangre y el organismo se desembaraza del anhídrido carbónico producido por el metabolismo de las células.  El aire se mueve por estas estructuras desde sitios de mayor presión a sitios de menor presión, desde la atmósfera hacia la nariz, desde la nariz hacia la orofaringe, y así sucesivamente, hasta llegar a los alvéolos. De esto deducimos que en la nariz y en la orofaringe existe menor presión que en la atmósfera.

Figura 2. Detalle de la vía aérea superior http://goo.gl/pMiK5n

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Figura 3. Diagrama del Aparato Respiratorio. http://goo.gl/Mu2Awn

La orofaringe es un tubo de  paredes blandas, que le confieren la versatilidad necesaria a sus diferentes funciones: la respiración, el paso de los alimentos y el habla. La apertura de la orofaringe depende de la diferencia de presión que exista en cada momento entre la luz del tubo y el exterior del mismo. Los tejidos que rodean la faringe ejercen presión hacia dentro de la misma y tienden a cerrarla. El que esta se mantenga abierta dependerá de que la presión en su interior sea mayor que la que ejercen los tejidos.

Al ser la presión interna de la orofaringe menor que la presión atmosférica, la diferencia de presiones no favorece su apertura, por el contrario, el juego de presiones tiende a cerrarla. 

La orofaringe se mantiene abierta por la acción de los músculos dilatadores que forman sus paredes. Estos músculos al contraerse aumentan la apertura y rigidez de sus paredes, lo cual contrarresta la tendencia al cierre. Al estar despiertos, es decir en vigilia, la contracción tónica de los músculos mencionados mantienen abierta la faringe. Al dormir, la actividad de estos músculos disminuye y en consecuencia disminuye la apertura de la orofaringe.

El aumento de la resistencia al paso del aire ocasionado por la disminución de su apertura provoca un flujo turbulento de aire, que choca contra el paladar blando, la úvula, las paredes laterales, la epiglotis y las cuerdas vocales (Fig. 4). Es la vibración de estas estructuras lo que escuchamos y conocemos como ronquido. Es así como el ronquido es una expresión del aumento de la resistencia al paso del aire por la orofaringe mientras dormimos.

Figura 4. Tomada de http://goo.gl/ARXPzq
Figura 4. Modificada de http://goo.gl/ZinuLW

Si es muy fuerte, el ronquido puede perturbar a los que duermen alrededor, pudiendo generar malestar o un problema conyugal o social. De hecho, medido en decibelios, el ruido puede alcanzar en algunos casos hasta 80-90 decibelios, que es el equivalente al que provoca un camión rodando a velocidad en una autopista. Teniendo en cuenta que el límite de daño auditivo se estima en 65 decibelios, no son despreciables las consecuencias auditivas sobre el propio roncador al estar sometido continuamente a ruidos de alta intensidad y de hecho,  se han descrito casos de sordera provocadas por el propio ronquido.

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El ronquido es más frecuente en los hombres     http://http://goo.gl/U2QadZ

El ronquido puede ser benigno y no pasar de ser un hecho anecdótico, pero también puede reflejar situaciones comprometedoras para la salud de la persona, como la oclusión parcial o total de la vía aérea, fenómenos que ocasionan disminución del volumen de aire que llega a los alvéolos pulmonares -disminución de la ventilación- y con ello disminución de la oxigenación de la sangre por el menor intercambio de oxígeno y la menor saturación de la  Hemoglobinacon el oxígeno.

Intercambio de oxígeno -O2- y anhídrido carbónico -CO2- en los álveolos pulmonares

 

En el argot médico se denomina hipopnea a la oclusión parcial de la vía aérea y a la oclusión total, apnea. El ronquido, las hipopneas y las apneas constituyen los llamados trastornos respiratorios durante el sueño. Si la magnitud y frecuencia de estos desarreglos en una persona es significativa, estaremos ante la presencia de un cuadro conocido como Apnea Obstructiva del Sueño.

De allí que el ronquido ha tomado importancia médica y es un síntoma estudiado por la Medicina del Sueño, por ser un posible marcador de una patología que genera consecuencias muy perjudiciales para la salud de la persona.

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1    Orofaringe: Porción de la faringe que se encuentra detrás de la cavidad bucal, siendo los pilares anteriores de paladar los que establecen el límite entre ambas cavidades. Se extiende desde el paladar blando hasta el hueso hioides e incluye al tercio posterior de la lengua.

2   La Hemoglobina es una proteína que contiene hierro en su estructura y transporta el oxígeno en la sangre. Una molécula tiene la capacidad de transportar 4 átomos de Oxígeno. Usualmente al respirar aire ambiental un 97 % de las moléculas de Hemoglobina están ocupadas con Oxígeno, decimos que su saturación es de un 97 %. Al disminuir la ventilación la saturación de la Hemoglobina disminuye, lo que se conoce como desaturación de la Hemoglobina.

 

 

 

 

¿Duermo lo suficiente?

¿Cuántas horas debe dormir una persona? ¿Yo duermo lo suficiente? ¿Duerme mi niño lo suficiente?

Estas preguntas se formulan con frecuencia y expresan la preocupación porque las horas de sueño sean suficientes, particularmente ahora cuando en las grandes urbes del mundo occidental se detecta la tendencia a dormir cada vez menos.

Cuánto debemos dormir depende en buena medida de la edad. Si examinamos la figura 1 que nos sirve de ilustración, podemos ver que tanto el número de horas como el patrón de sueño varían significativamente en los primeros años de vida.

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Figura 1. Adaptada de Thiedke, CC, «Sleep Disorders and Sleep Problems in Childhod», American Family Physician, 2001, 63 (2): 277-284.

 

Un niño recién nacido duerme alrededor de 16 a 18 horas en total, lo que expresado en porcentaje, corresponde de un 66 a 75 % de un día de 24 horas. Como bien sabemos, el sueño de un recién nacido se fragmenta cada 3 o 4 horas y está marcado por la necesidad de alimentarse frecuentemente. Si sumamos todas las horas de sueño, la mitad del tiempo el bebé duerme en el día y la mitad durante la noche. Esto se observa claramente en la primera barra del gráfico correspondiente a la primera semana de vida.

A medida que el bebé crece el sueño tiende a consolidarse en la noche, de manera que a los 6 meses el infante puede dormir continuamente unas 6 a 8 horas en la noche y hacer varias siestas diurnas. En el curso de los 3 primeros años el número de siestas va disminuyendo, e igualmente ocurre con la duración de las mismas; a los 5 años la mayoría de los niños ya no requieren una siesta diurna. Las investigaciones han demostrado que los niños de 7 a 9 años de edad muestran gran dificultad en hacer una siesta. Es la época del desarrollo con mayor vigilancia diurna.

En los jóvenes, se observa un patrón similar al del adulto, con una tendencia sin embargo a iniciar el sueño tardíamente e incluso a invertir la fase de sueño, es decir dormir de día y estar despierto en la noche. Ello refleja un cambio en el patrón temporal del sueño, regido parcialmente por el reloj circadiano1 interno e influenciado  por la mayor autonomía, socialización, demandas escolares y el mayor uso de artefactos tecnológicos.

En los adultos, la cantidad de sueño se ve influenciada no solamente por la edad, sino por el estilo y los hábitos de vida, encontrándose que el sueño nocturno puede variar entre 5 y 12 horas. En un extremo hallamos los que duermen poco, en inglés short-sleepers y en el otro los dormilones o long-sleepers; sin embargo la mayoría duerme entre 7-8 horas.

Con el envejecimiento, la cantidad total de sueño tiende a disminuir y el patrón a hacerse similar al de la niñez, tiende a fragmentarse de nuevo. Las siestas diurnas aumentan y el sueño nocturno se interrumpe en varias ocasiones. En el caso del anciano, las interrupciones se ven relacionadas no a la alimentación, pero si al vaciamiento de la vejiga.

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Figura 2. Modificada de «Le sommeil dans toutes ses dimensions», CD-ROM, Synthélabo.

¿Cuánto se debe dormir entonces? La respuesta: La cantidad suficiente para mantenerse alerta en el día y tener la plena capacidad para ejecutar las actividades diurnas con ánimo y buen humor. En los adultos, la carencia de sueño se ve reflejada por somnolencia diurna, disminución de la atención y concentración, dificultad para memorizar, obesidad y mayor propensión a tener accidentes. En los niños, la falta de sueño se expresa de manera diferente, usualmente como irritabilidad, déficit en el crecimiento y desarrollo y mala conducta. De aquí que al observar alguno de estos síntomas, se debe dirigir la atención al sueño. Algunos niños y particularmente en el grupo de los más grandecitos se despiertan varias veces en la noche sin que los padres se den cuenta. Al ocurrir esto con regularidad se va creando una “deuda de sueño” que va incidiendo sobre todos los aspectos del desarrollo y desenvolvimiento del niño.

A pesar de que las investigaciones no han concluido con cifras precisas de cuánto debe dormir un adulto, por la gran variabilidad individual y cultural observada, la sensación de bienestar producida por una buena noche de sueño, tanto en cantidad como calidad, debe ser la guía a nivel individual para determinar cuántas horas necesita dormir.

  1. El término circadiano en biología  hace referencia a los ritmos de 24 horas, generados por relojes internos y sincronizados a los ciclos geológicos de luz y oscuridad.

¡Todos somos lunáticos!

Desde tiempos inmemoriales los pueblos han venido observando la influencia de los ciclos lunares sobre la conducta humana. Y así por ejemplo, forman parte de las tradiciones orales la existencia de “lunáticos”, para denominar a aquellas personas cuyas crisis de locura se acentúan durante la luna llena. Y si bien, existe ya certeza de que en algunas especies marinas la conducta es afectada por el ritmo lunar, en los humanos las evidencias científicas son aún débiles.

Un estudio muy bien controlado realizado en Suiza1, suministra evidencias por vez primera, de que el sueño de los humanos está influenciado por los ritmos lunares. Así, los investigadores reportan que el tiempo que tardamos en iniciar el sueño –la latencia del sueño-  disminuye durante el período de luna llena. Igualmente ocurre con la latencia del sueño REM, la proporción del sueño profundo y la calidad del sueño. Los niveles sanguíneos de Melatonina, una hormona nocturna que participa en la regulación del ritmo circadiano – de 24 horas – también disminuyen.

Si bien la fuerza gravitacional de la luna influye sobre el nivel de los mares y océanos, no ocurre así sobre pequeños lagos y lagunas, que tienen menor volumen de agua. De igual manera, no afecta la fase líquida de los humanos, aun cuando el agua constituye aproximadamente la mitad del total del peso del organismo.

Entonces… ¿Cómo se da esta influencia? La existencia de un reloj “circa-lunar” que representaría la internalización del ciclo geofísico lunar en los seres vivos, podría explicar esta acción. Así como  existen los relojes “circadianos”, muy bien caracterizados genéticamente en la actualidad, en algunas especias marinas el estudio genético de estos relojes “circa-lunares” está arrojando resultados sorprendentes. Por ejemplo, en los mosquitos adaptados a vivir en las orillas del Mar del Norte y Báltico –clonio marinus– cuya reproducción se da en los momentos de baja marea -luna nueva y llena- se ha demostrado la existencia de relojes endógenos circa-lunares controlados genéticamente. La ventaja evolutiva se da al anticipar la marea baja y sincronizar a esta la eclosión de los adultos, su rápido apareamiento y oviposición. Las hembras mueren al subir la marea.

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Mosquito clonio marinus hembra (sin alas) y macho 

A diferencia de estas especies cuya supervivencia de la especie depende de la anticipación de eventos ligados al ciclo lunar, en los humanos la existencia de tales ritmos es difícil de detectar. Los ciclos menstruales en las mujeres pueden estar relacionados a los ritmos hormonales y no a relojes circa-lunares. Las variaciones descritas de algunos  de los parámetros del sueño y de la estructura del mismo en asociación a la fase lunar pueden resultar de la modulación del sueño por tales relojes, lo que abre un campo interesante a investigar. De manera que, algo hay de cierto en la conseja popular y podríamos decir que en cierta forma  “todos somos lunáticos”.

Bibliografía:

Cajochen et al. 2013, Current Biology, 23:1485-87

Kaiser et al. 2011, BMC Genetics, 12:49-61

Interior

Hermoso pensamiento … y muy bien expresado.

sofonisbamusic

“ The only darkness we should allow into our lives is the night, and even then, we have the moon.»

— Warsan Shire, from “What We Have,” in Poetry Review

56_Vilhelm Hammershøi - Interior, Sunlight on the Floor (1906)

Vilhelm Hammershøi – Interior, Sunlight on the Floor (1906)

Marco Uccellini (ca.1603/10-1680) Sonata overo Toccata quinta detta ‘La Laura rilucente’ from «Sonate, correnti, et arie da farsi con diversi stromenti…» Op.IV (c.1645)

Andrew Manze, baroque violin. Romanesca.

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