Sueño inquieto y violento

El sueño se interrumpe en forma recurrente por breves momentos de alerta, que pueden ser tan breves que no los recordamos.  En algunas personas esto puede ocurrir pocas veces, en otras, muchas veces, resultando un sueño muy inquieto. A pesar de ello, al despertar se puede tener una sensación placentera de haber dormido bien.

No siempre ocurre así, este es el caso de los trastornos de movimiento durante el sueño, como el  Trastorno de Conducta del Sueño REM. En ese trastorno se actúan los sueños, que en esta afección comúnmente son no placenteros, en los cuales la persona se siente atacada y en peligro, por lo que se defiende, con gritos, golpes, patadas y la ejecución sin despertarse, de movimientos de ataque y defensa con todo el cuerpo, pudiendo resultar lesionada al golpearse o caerse de la cama, o involuntariamente agredir al que comparte su lecho. Si se despierta, relata que estaba teniendo una pesadilla. Por lo general son los cónyuges los que presionan en busca de ayuda médica al haber sido lastimadas en varias oportunidades.

pesadillas

Esta afección resulta de la pérdida de la relajación muscular que ocurre normalmente en esta fase de sueño. Para entenderlo mejor abordemos un poco el asunto. El Sueño REM1 o Sueño de Movimientos Oculares Rápidos es la fase de la ensoñación, durante la cual soñamos con imágenes vívidas y disparatadas, cargadas de mucha emoción, que nos asombran. Si los sueños son desagradables, angustiosos y nos despertamos, son pesadillas. En esa fase del sueño hay gran actividad metabólica cerebral, elevado flujo sanguíneo y alto consumo de oxígeno. En contraste y paradójicamente, la musculatura corporal se relaja produciendo gran flacidez. La relajación profunda de la musculatura voluntaria se forja en el tallo cerebral, a partir de centros neuronales que envían mensajes electroquímicos cuya función es inhibir los músculos voluntarios. En términos coloquiales podemos decir que “el cerebro paraliza el cuerpo”. Es la parálisis fisiológica consiguiente la que impide que se actúen los sueños.

En las personas que actúan sus sueños, dicha parálisis no se produce o se da en forma incompleta. Este evento puede asociarse a una lesión del tallo cerebral, a la ingesta o discontinuación de algunos medicamentos o alcohol, a la narcolepsia2 o a la degeneración de centros neuronales por la alteración de una importante proteína,  la alfa-sinucleína, que ocasiona el progresivo deterioro de amplias zonas cerebrales, incluyendo las estructuras que controlan el movimiento. De estas sinucleopatías –así se les llama- la Enfermedad de Parkinson es la más común.

Los estudios de poblaciones han develado que el Trastorno de Conducta del Sueño REM puede preceder a la Enfermedad de Parkinson y otras sinucleopatías con 10 a 12 años de anticipación en más del 50 % de los casos.

Por fortuna, recientemente se ha desarrollado un método para diagnosticar la sinucleopatías a través de la biopsia de las glándulas salivares en la que se detecta la acumulación de la proteína anómala y puede utilizarse para anticipar la aparición de la Enfermedad de Parkinson u otros cuadros relacionados, con muchos años de anticipación. Este desarrollo diagnóstico abre una ventana de importante utilidad terapéutica que puede ser utilizada en un futuro para hacer intervenciones farmacológicas neuroprotectoras con la finalidad de enlentecer o detener el curso de estas patologías.

1. REM es una abreviación de las iniciales de “Rapid Eye Movement” en inglés2, durante este período los globos oculares danzan rápidamente bajo los párpados y basta observar a alguien durmiendo para identificar fácilmente este estado. De hecho, fue la mirada aguda de Nathaniel Kleitman al estudiar el sueño de un niño que lo condujo a describir esta etapa del sueño en 1953, dando origen a la Medicina del Sueño.

2. La narcolepsia es una enfermedad del sueño cuyos síntomas principales son la hipersomnolencia diurna, la cataplejía (pérdida súbita del tono muscular), la parálisis del sueño y las alucinaciones al iniciarse el sueño o al despertarse.

Autor: Betty Pardey de Maldonado

Médico Neuróloga especializada en Trastornos del Dormir y Neuro-Inmuno-Farmacología

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